Salida a las 8 de la mañana, este año con las piernas descansadas,
pero arrastrando un fuerte catarro toda la semana y desayuno un poco escaso.
Buenas sensaciones en los primeros kilómetros y el cortafuegos,
pasados los dos primeros avituallamientos (km 6 y km 11) con parciales para
bajar de las 6 horas.
Después del segundo avituallamiento comienza la subida a
Montecastelo, el tiempo empeora según ganamos altura para acabar granizando y
con fuerte viento a tres kilómetros de coronar el alto, espero mucho a
abrigarme y no bebo ni como la quedarme las manos insensibles, paso el
avituallamiento de Monte Castelo comiendo un trozo de plátano y un vaso de
agua.
Voy a por la bajada del Via Crucis, sendero jalonado con cruces,
técnico y resbaladizo por el barro, un poco incomodo, pero a buen ritmo.
Una vez acabado el Via Crucis, comienza el calvario, quedo
sin fuerzas y las manos las llevo como piedras, no puedo ni soltar la mochila
para coger agua, tengo que pedir ayuda a otro corredor que me adelanta para
poder quitarla, por fin puedo comer y beber, en los 5 km que quedan hasta
Naseiro (km24) como dos barritas y un gel y acabo con el agua que llevaba,
recuperando un poco las fuerzas y perdiendo mucho tiempo, el objetivo de bajar
de 6 horas queda olvidado.
En Naseiro como varios plátanos y gominolas, cargo agua y
comienzo a subir hacia Aralde, noto mejoría, recupero algo de fuerzas y al
menos dejo de arrastrarme, una vez en Aralde voy mucho mejor, consigo mantener
un buen ritmo corriendo en el llano y las bajadas y recuperando algo de tiempo.
Llego a meta bastante entero en menos de 7 horas, 45 minutos
más de lo que me había propuesto, pero al menos dentro del tiempo de control.
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