Llegó el objetivo del año, después
de cuatro meses de preparación y viendo como se iba poniendo cada
vez más difícil, con el aumento de distancia y de desnivel ( de 82
kilómetros a 88 kilómetros y de 9000 metros acumulados a 11500) a
lo largo de los meses y la guinda de última hora, al denegarse el
permiso para atravesar la “Devesa da Rogueira”, que parecía
indicar más kilómetros y más metros de desnivel, con el mismo
tiempo de corte, 18 horas.
También dudas con la preparación, los
dos primeros meses perfectos y los dos siguientes un tanto
desorganizados, completando el volumen con bicicleta y una tirada
larga semanal.
Con todo ésto marchamos para el Courel
el viernes al mediodía, a Folgoso, donde teníamos reservado en el
albergue municipal, nos instalamos y vamos a por el dorsal a Seoane,
ambiente trailero del bueno y a las 7 nos dan el dorsal 874,
enseñamos el material obligatorio y tomamos unas cervezas, esperando
con impaciencia la charla informativa, con ganas de saber los cambios
definitivos, cambios que al final dejan el desnivel y la distancia
más o menos como estaban, cambiando una subida nueva al bajar
Penaboa y quitando la última subida antes de entrar en meta.
Vuelta al albergue donde charlamos con
Marta, la chica que lo lleva, dándole indicaciones a Desi de donde
son los mejores sitios para seguir la carrera, incluso queda en ir al
avituallamiento más cercano de Folgoso (Valdomir) con ella para ver
la carrera, lo que viene a ser un lujo de anfitriona. Cenamos y a las
11 de la noche a dormir.
En pie a las 5 de la mañana, con un
leve dolor de cabeza, preparamos todo y salimos para Seoane. Antes
de la salida aparece Rafa, con el que compartí el final de la
Toxiza, que va al maratón y Nico, el marido de una amiga de Desi,
que se cambió del ultra al maratón por lesión, nos deseamos suerte
y a la línea de salida los que corremos el ultra.
Salimos y primer tramo muy guapo y sin
dificultades, 10,5 kilometras al avituallamiento de Mercurín donde
llego en 1hora 37 minutos, 10 minutos antes del horario previsto,
repongo agua y para abajo por un sendero revirado y guapo para echar
a correr, nada más entrar en él dejo pasar a una pareja (Vanesa y
Manuel que estaban en el mismo albergue que nosotros) que venían
como postas y a otro corredor (Miguel), entre que dudo si tirar
detrás de ellos o no, oigo gritos de cuidado y en la curva me
encuentro al chico por el suelo quejándose, con un buen golpe en la
rodilla y al corredor que iba detrás sangrando por la nariz con un
fuerte golpe, nervios, nos juntamos dos o tres corredores más e
intentamos llamar a la organización, pero no hay cobertura, se
empeñan en seguir y una vez comprobado que pueden, sigo con otro
corredor, con precaución después del susto, entramos en Val de
Mouras, un laberinto kárstico en el que trepamos, destrepamos,
pasamos por agujeros y al tiempo vamos comentando lo fácil que es
pifiar la carrera por por lanzarse demasiado cuando quedan tantos
kilómetros, tramo precioso que nos lleva a una carretera. Aquí nos
alcanza Miguel, el chico que se golpeó la nariz, con la suerte de
que hay dos enfermeras entre la gente que está animando, quedándose
ahí para hacer unas curas.
Valdomir |
Desde ese punto, una pequeña bajada y
entramos en la zona del río Lor, tramo muy guapo, cruzando puentes y
por un sendero de tierra y pizarra, difícil de correr en muchos
tramos, a la orilla del río y con alguna subida y bajada por la
ladera, aquí me adelanta Nico (los del maratón salieron una hora
más tarde), que va como un tiro (podio en su categoría),
saludándonos y dándonos ánimos. Sigo a buen ritmo y paso el
avituallamiento de Valdomir 1, kilometro 23, con 20 minutos de
adelanto sobre lo previsto, 3 horas 35 minutos. Aquí Vanesa y
Manuel, los chicos de la caída me alcanzan, eé va tocado, con la
rodilla hinchada, aun así aguantaría con su compañera de aventuras
hasta la subida a Penaboa, un máquina.
Al pasar este punto decido aflojar un
poco, no vaya a ser que lo page mas tarde y me empieza a molestar el
dolor de cabeza y la zona de las cervicales, toca hacer un tramo
circular que nos lleva otra vez a Valdomir que comparto con Miguel
(recuperado y animado) y otro chico, bien de ánimo a pesar de las
molestias, en este segundo paso por Valdomir,( kilometro 32 en 5
horas y 17 minutos manteniendo mas de 20 minutos de adelanto) están
Desi y Marta animando, aprovecho para comer algo y tomar medio
paracetamol para ver si se van las molestias, 10 minutos escasos de
parada y arranco para Seoane, mitad de carrera.
Empieza el peor tramo para mí, voy
bastante rallado con las molestias, pasándome por la cabeza dejarlo
en Seoane, me pasa Rafa dándome ánimos, decidiendo bajar el ritmo
aunque pierda el tiempo de adelanto y ver cómo voy en Seoane.
Llegando a Seoane las molestias van desapareciendo, con el tiempo
previsto 7 horas 30 minutos, perdiendo los casi 25 minutos que tenia
de adelanto pero con las pilas cargadas para seguir adelante.
Subida a Penaboa |
En este punto tenemos bolsa para coger
lo que necesitemos, como algo, relleno la mochila y a los 15 minutos
llegan los corredores escoba con un grupo de corredores, así que
largo disparado para intentar mantener una ventaja con ellos por si
algo va mal.
Nada más arrancar toca subir, para
hacer la digestión, alcanzo a Miguel y a Natalia (una chica
argentina con la que me estuve cruzando casi toda la carrera y que
también estaba en el albergue), la chica se queda atrás y seguimos
Miguel y yo, subida difícil, por el calor, la pendiente y el tipo de
terreno, poco más arriba Miguel
Cresta |
En Ferreirós está Desi animando, le
llego con una rosa cogida por el monte, paro 5 minutos comprobando
que no necesito nada y sigo. Aquí empieza lo bueno, 3 kilómetros y
850 metros de desnivel positivo, el plan es subirlo despacio pero sin
paradas, reservando piernas para el resto de la carrera, esta subida
se me hace llevadera disfrutando del paisaje. En Ferreirós salgo con
Miguel otra vez y vamos juntos los dos primeros kilómetros de
subida, quedándome el resto yo atrás a mi ritmo, tenemos suerte y
se levanta brisa y aparece alguna nube que hace la subida bastante
mas cómoda de lo que parecía al principio, el último tramo de la
subida es un cresteo disfrutón, con alguna trepada y alguna zona
expuesta, aunque sin más peligro que los casi 60 kilómetros que
llevan las piernas.
Una vez arriba, vistas espectaculares,
estamos a 1.650 metros, aquí empieza la pista que pusieron a última
hora por la prohibición de pasar por la Devesa da Rogueira, tramo
más feo de la carrera pero que se agradece al poder aumentar el
ritmo, aquí me alcanza Javier un corredor de 65 años que va como un
tiro con sus bastones, este tramo es un sube y baja pistero, hasta
llegar a una bajada revienta piernas e inacabable, llegando a la
carretera que une Seoane con Moreda, por la que hacemos unos metros
para enfilar el sendero que sube al monte
Ferreirós de Arriba |
Esta última parte de la carrera es
terreno conocido, en vacaciones hice una tirada larga intentando
seguir el track de Moreda a Seoane, empezamos con una subida por una
pista antigua atravesando dos brañas, tiro a buen ritmo para
alcanzar a Javier y a otro chico que casi no pararon en el
avituallamiento. Antes de coronar el alto los alcanzo y enfilamos la
bajada a Romeor, último avituallamiento, la bajada comienza por un
denso bosque de castaños que nos obliga a poner el frontal a pesar
de ser todavía de día, no hay balizas reflectantes y las normales
se ven mal con la poca luz que se filtra entre la copa de los
árboles, vamos por un terreno difícil por lo empinado y resbaladizo
del sendero, además de escaleras y pequeñas pero duras subidas y
bajadas, aquí perdemos a Javier que nos toma la delantera, una vez
fuera del bosque, nos las prometíamos muy felices pensando que
estábamos ya muy cerca de Romeor, pero no, hay sorpresas, primero
bajada por un prado resbaladizo y con fuerte pendiente que no deja
avanzar cómodamente y después un tramo llano pero no corrible por
una pista-arroyo con mucha piedra y agua y alguna zona de barro,
empezando a dudar de llegar en el corte, cuando aparece el pueblo.
Aquí nos juntamos con otros cuatro corredores entre los que están
Javier y Miguel, vemos que si no hay muchas trampas de aquí al final
llegamos, decidiendo tirar juntos en dirección al túnel romano,
toca volver a subir para llegar a la bocamina por un terreno bastante
roto, pero por el que avanzamos bastante rápido, subiéndonos la
moral, llegamos sin mayor problema al túnel de 50 metros que
atravesamos con el agua casi hasta las rodillas, una vez fuera unos
metros de llano y subida imposible por una escombrera de pizarra que
se nos hizo eterna. Subida muy dura en la que había que ayudarse
continuamente de las manos y por un terreno muy suelto que hacía que
el que abría camino echase piedras a los de atrás, llegamos los 6
arriba comentado si llegamos o no, y comienza un tramo favorable en
el que empezamos a andar muy rápido, reagrupándonos en dos o tres
ocasiones, llegando a un tramo en el que no vemos balizas, un poco de
Penaboa |
Y aquí acaba la crónica de la
carrera, las sensaciones increíbles, si el año anterior a pesar de
acabar los 101 Peregrinos me quedó la espina clavada de ser todo
pista y con poco desnivel, tardando mucho en acabarlo, en la UTAC me
la he sacado con creces, ya pasó una semana y sigo de subidón y
pensando qué locura hago el año que viene, con las piernas en
perfecto estado y con ganas de empezar a preparar el otro objetivo
del año, pulverizar mis discretos tiempos de 10 kilómetros y media
maratón en otoño.
Coronando Penaboa |
Respecto a la carrera le doy un 10,
está al límite de los tiempos de corte para corredores del montón
como yo, pero lo suple por el precioso y divertido recorrido, gracias
Mouthino por esa joya de carrera y ese abrazo que das a cada corredor
que llega a meta.
La organización perfecta, trato de
amigo con el corredor, ambiente en meta del primer al último
corredor, avituallamientos correctos (teniendo en cuenta que a estas
carreras hay que llevar comida propia) y animados. Marcaje perfecto,
imposible perderse, por poner un fallo, para otras ediciones sería
bueno poner balizas reflectantes a partir del final de la subida que
hay pasando Moreda, se hacía difícil al oscurecer seguir las
balizas normales por el bosque.
Gracias a todos los corredores con los
que compartí parte de la carrera, Miguel con su nariz casi rota
(pena no haber llegado juntos), Javier con sus 65 tacos (cómo
andaba), Vanesa y su bloqueo en el cresteo a Penaboa, Manuel su
acompañante que aguantó hasta el kilómetro 65 con la rodilla
hinchada y el estómago tocado, a Natalia la argentina que no calló
en toda la carrera, cada vez que la topé iba hablando y que llegó
al kilómetro 75, a Rafa y Nico por los ánimos al adelantarme y a
un montón más de corredores con los que hice parte de la carrera y
de los que no recuerdo su nombre. También a Alex el gaditano, con el
que compartimos parte del domingo haciendo una rutilla por Val de
Mouras con Marta de guía....
…. falta algo hay que dedicar el
carrerón, y está claro para quien va dedicado, a la liebre de lujo,
Desi, que me aguanta y anima durante los largos meses de preparación
y durante todo el día de la carrera....
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